Nuestro tren de la
inspiración ha partido desde el tercer milenio y tras las ventanillas de los vagones,
se revelan los primeros destellos de la ciudad de la luz. Se suceden las imágenes
en un regalo cinematográfico, en un obsequio de la nostálgica y seductora
fotografía captada tras las características lentes de Woody Allen.
Woody Allen, el
eterno guardián de la nostalgia, de las pequeñas frustraciones y del irónico pesimismo,
nos conduce a través de los paisajes parisinos recogidos en su más esplendoroso
colorido. Hasta la lluvia parece derramarse en la ciudad al compás de su propia
partitura, las gotas de agua caen ordenadas sobre las aceras como los dedos del
saxofonista destinado a asignar a cada ciudad su propia banda sonora.
París bajo la
lluvia, o repentinamente surcado por intrépidos rayos de sol, París bajo el
cielo del amanecer, durante el transcurso del atardecer efímero o teñido por el
anochecer custodiado de luces y sombras por más de un centenar de farolas. Sea
cual sea el instante que transcurra en la ciudad, sea cual sea el color que la engalane,
es sin dudarlo el instante, el colorido perfecto.
Y de repente, la
oscuridad se derrama sobre nosotros, los relojes proclaman el despertar de la
medianoche, el despertar de las nostalgias, del extraño y atractivo misterio, y
junto a ellos la necesidad, el anhelo de caminar y caminar hasta vivir lo
imposible, hasta llegar al lugar que nunca puede encontrarse.
Contra los
principios de la realidad un antiguo Peugeot se detiene ante nosotros, sus
puertas se abren entre el tercer milenio y los años veinte, y en ese instante
de color perfecto logramos vencer al tiempo y viajar hasta nuestras propias
nostalgias.
Todos en cierta
manera almacenamos cajones de desordenadas nostalgias, por aquello sucedido o
por lo que tal vez no sucederá nunca, ese desván donde archivamos la necesidad
de nuevas experiencias y el misterio por lo desconocido, el anhelo de vivir más
allá del tiempo, de atravesar la horas, de recurrir a otras vidas, de toparnos
con nuestros carismáticos mitos en el origen mismo de cada historia. Todos en algún
momento hemos imaginado cómo sería nuestra vida en otra época, en otro lugar,
en un guión distinto al que el destino ha decidido escribir para nosotros.
¿Es acaso este
anhelo una negación del presente? ¿Es acaso un síntoma de rechazo a la propia
realidad? En ocasiones, la mente, la imaginación te permite habitar en dos
mundos, en el mundo real y en ese mundo cimentado de ilusiones y de pequeñas
pasiones, tal vez porque todos necesitamos un lugar donde resguardarnos de las sombras
cotidianas, o tal vez porque en ese mundo donde habitan las nostalgias, se nos
ofrece la posibilidad de viajar tan lejos como la pasión alcance, y todo viaje
es un descubrimiento de nuestra propia alma.
Y sin embargo, no
podemos vencer al tiempo, porque tal vez la idea del tiempo tal y como la concebimos
ni tan siquiera existe…No hay pasado, ni hay futuro, y el presente es nuestra
única alternativa. Pero incluso en el presente no existen viajes prohibidos,
porque el también nos ofrece el privilegio de navegar entre las páginas de la
historia, de contemplar el pasado, de vivir nuevas vidas recorriendo los
infinitos parajes del arte. El cine, la pintura, la música, la literatura, la
arquitectura de las ciudades, la moda…Nos ofrecen la caricia real y palpable de
todo aquello que se encuentra a nuestro alcance y es digno de descubrir.
Definitivamente es
el presente nuestra única alternativa, pero la libertad nos ofrece la
posibilidad de abrir nuestro desván, desembalar y desempolvar cada una de las
añoranzas y permitir que la luz inunde cada rincón cotidiano. Definitivamente
no, uno no puede elegir su presente, pero afortunadamente somos dueños de la elección
más importante: ¿Cómo deseamos vivir nuestro presente? Esa gran pregunta que encierra la sabía respuesta, y
esa respuesta el billete que nos permita viajar.
El título de una película
“Medianoche en París”, una década, los años 20, una ciudad llena de luces y nuestra
maleta deshecha con las prendas que necesitaremos al cruzar las doce en punto…Porque
la inspiración una vez más, será nuestro pasaporte para viajar sin fronteras.
“Mira, esto es
increíble, no hay una ciudad igual en todo el mundo, nunca la ha habido. No
vengo lo suficiente, ese es el problema. ¿Te figuras lo súper alucinante que es
esta ciudad bajo la lluvia? Imagínate esta ciudad en los años veinte, París en
los años veinte, bajo la lluvia con sus pintores y escritores…
“Retorno al pasado era el nombre de la tienda
y sus productos consistían en recuerdos. Lo que era prosaico y hasta vulgar
para una generación ha sido transmutado por el mero paso de los años en un
status a la vez mágico y kitsch”.
“Hablemos de su libro, desde
luego es muy extraño, por una parte es casi ciencia ficción, todos tememos a la
muerte y cuestionamos nuestro lugar en el universo. La tarea del artista no es
sucumbir al desespero, sino buscar un antídoto para el vacío de la existencia,
y usted tiene una voz clara y potente, no sea tan derrotista”
- ¿Y se ha quedado enganchada por esas primeras líneas?.
- Ah, el pasado siempre ha tenido mucho carisma para mí.
- Para mi también, ha tenido un gran carisma para mi…Siempre digo que nací muy tarde.
Yo creo que usted
también es interesante con su aire perdido…
-
Gil Pender: Seguramente parezco triste
pero vivo una situación muy compleja. Dicho parece una locura, ustedes creerán
que voy borracho pero a alguien se lo tengo que explicar. Vengo de una época
distinta, de otra era, del futuro, verán he venido desde el tercer milenio
hasta aquí, me subo en un coche y me desplazo por el tiempo.
-
Manray: Exactamente correcto, usted
habita en dos mundos, por ahora no veo nada extraño.
-
Gil Pender: Bueno, ustedes son surrealistas
pero yo soy un tío normal, en una vida voy a casarme con una mujer a la que
quiero, al menos creo que la quiero. ¡Mas vale que la quiera, me caso con ella
¡
-
Manray: ¿Hay otra mujer?
-
Gil Pender: Si, Adriana, y bueno me
siento atraído por ella, la encuentro, no se, embriagante y ¿saben?, ¿saben? el
problema es que otros hombres, grandes artistas, genios, también la encuentran
embriagante.
-
Manray: Un hombre enamorado de una mujer
de una era distinta, veo una fotografía.
-
Buñuel: Veo una película.
-
Gil Pender: Veo un problema insuperable.
-
Dalí: Veo un rinoceronte.
-
Adriana: ¿Pero qué hace?
-
Gil Pender: No lo se, la verdad, no lo
se…Pero me he sentido por un momento como si fuera inmortal.
-
Adriana: Pues le veo muy triste.
-
Gil Pender: Porque la vida es muy
misteriosa.
-
Adriana: Son los tiempos que vivimos,
todo se mueve muy deprisa, y la vida es ruidos y complicada.
-
Gil Pender: Pero, yo nunca, en fin,
siempre he sido una persona lógica, y nunca he cometido locuras. No me quedé en
París la primera vez que vine, no lo hice, no me tome en serio lo de ser
escritor…Pensé seré un simple peón de Hollywood y no quise…No se, creo que lo
que quiero es dejarlo todo…
“Yo trataba de
escapar de mi presente como tu tratas de escapar del tuyo a una edad de oro
(…). Y ahora se me enciende una luz, es una iluminación de poco voltaje, pero
explica la ansiedad del sueño que he tenido. La otra noche tuve un sueño, una
pesadilla en la que me quedaba sin zitromax y entonces iba al dentista y el no
tenia lidocaína, ¿me comprendes? Esa gente todavía no tiene antibióticos. Adriana
si te quedas aquí y esto se convierte en tu presente ya veras como pronto
empezaras a imaginar que otra época es en realidad tu época dorada. Si, eso es
lo que tenemos, el presente, es algo insatisfactorio porque la vida es algo
insatisfactorio”.
Eso es lo malo de
los escritores, estáis llenos de palabras…Pero yo soy más emocional y me
quedaré a vivir en París en su época más gloriosa eternamente. Tu elegiste dejar parís y luego lo lamentaste.
Si, luego lo
lamente, fue una mala decisión pero al menos fue una decisión, una decisión de
verdad, lo de ahora creo que es, en fin una locura, y no funciona, pero si
quiero escribir algo que valga la pena tengo que prescindir de mis ilusiones y
la posibilidad de ser más feliz en el pasado es seguramente una de ellas.
(Medianoche en
París, Woody Allen)
No podíamos olvidar
el objeto de nuestro viaje, ni a ninguna de las prendas que decidimos incluir
en nuestro equipaje, esas prendas que nos permitirán sentirnos diferentes en
cada paisaje de la travesía y que en esta ocasión nos envuelven el la sofisticación
de los años veinte, su renovador concepto de la estética, y de una mujer enigmática,
glamurosa y elegante. Una época de magnetismo y melancolía que resalta la
feminidad y la sensualidad de las líneas femeninas. A pesar de su clasicismo,
las prendas se encuentran hilvanadas de cierta diversión y atrevimiento, tal
vez por ello los diseñadores y las grandes pasarelas decidan retomar las
doctrinas de la moda de esta década con un viento renovado que la permita fluir
y adaptarse a las necesidades y el estilo de la mujer contemporánea.
Tal vez porque la
década de los veinte siempre es una acertada tendencia, es inevitable no
sucumbir a la tentación de dejarse envolver por el glamour que retorna…Veamos
que nos ofrece nuestra maleta deshecha.
Me he decantado por
esta fotografía donde aparentemente nada se concreta, cuya imagen se desvanece,
para fundirse, para inmiscuirse entre las partículas de ese reloj de arena por
el que transcurre el tiempo.
Vestido de Sisley. Zapatos de Aldo. Bolso de Zara, Pendientes y
anillo de Sfera. Collar de cristal vintage. Diadema de H&M (Para las más
atrevidas, no dudéis en completar el estilismo de la ocasión apropiada con un
pequeño detalle que os ayude a transformar cualquier look, en ocasiones el
atrevimiento es el acierto más seductor, algo tan sencillo como una diadema o
un sombrero convenientemente elegido pueden colmar y transformar un estilo por
completo, y tras este atrevimiento probablemente no podáis prescindir de esos
complementos, y hacer de estos uno de vuestros “must”)
Fotografías de Esther
realizadas por Raúl Sotillos Alcaraz.
La mejor manera para empezar este nuevo viaje, merci beaucoup Esther.
ResponderEliminarRaúl como siempre un artista con la camara.
Muy bien escrito, la verdad que la película también me encantó porque me recordó a mi, que siempre pensé que había nacido en una época equivocada y un lugar equivocado...en el fondo supongo que todos lo hemos pensado en algún momento de nuestras vidas, imaginando que en otra época las cosas nos hubiesen ido mejor, o tan sólo diferente...creo que has transmitido mucho con esta entrada...
ResponderEliminarAna O.